Bloomberg, M. y cols. Cognitive decline before and after mid-to-late-life smoking cessation: matched trajectories in 9,436 adults across 12 countries. The Lancet Healthy Longevity. 2025; DOI: 10.1016/j.lanhl.2025.100753
Introducción
Un nuevo estudio multicohorte publicado en The Lancet Healthy Longevity revela que abandonar el hábito de fumar, incluso en la mediana edad o más tarde, puede desacelerar el deterioro cognitivo (memoria y fluidez verbal).
Hallazgos destacables
- Se analizaron datos de 9.436 personas de 12 países (edad promedio ~ 58 años), emparejadas en características demográficas, nivel educativo y puntuaciones cognitivas antes de la cesación.
- En los seis años después de dejar de fumar, quienes abandonaron mostraron:
- una reducción de ~ 50 % en el ritmo de caída de la fluidez verbal frente a quienes continuaron fumando.
- una ralentización de ~ 20 % en la declinación de la memoria.
- En términos prácticos, cada año de envejecimiento implicó entre 3 a 4 meses menos de declive en memoria y 6 meses menos en fluidez verbal para quienes dejaron de fumar frente a los que siguieron fumando.
- Importante: los grupos ya mostraban trayectorias similares antes de la cesación, lo que fortalece la comparación.
- No se afirma causalidad definitiva (es un estudio observacional), pero los autores ajustaron por múltiples factores de confusión posibles.
Mecanismos plausibles
Los autores y anteriores investigaciones sugieren rutas biológicas mediante las cuales fumar puede acelerar el deterioro cognitivo, y cómo abandonarlo ayuda:
- Daño vascular cerebral: el tabaco compromete los vasos sanguíneos, disminuyendo el aporte de oxígeno al cerebro.
- Inflamación crónica y estrés oxidativo: el humo cigarrillo genera radicales libres e inflamación sistémica, que puede dañar neuronas y sinapsis.
- Mejoría vascular y reducción de daño residual: al cesar, la progresión del daño puede ralentizarse y permitir mecanismos de recuperación parcial.
Además, este hallazgo se suma a una literatura extensa que muestra beneficios para otros órganos (pulmones, corazón, circulación), incluso cuando la cesación ocurre más tarde en la vida.
Contexto en la literatura
- Aunque ya se conoce desde hace décadas que dejar de fumar prolonga la vida y reduce mortalidad aun en edades avanzadas, este estudio aporta evidencia específica sobre función cognitiva.
- Por ejemplo, en estudios de longevidad y mortalidad se ha estimado que, si uno deja de fumar a los 55 años, se “evita” una parte del exceso de mortalidad asociado al tabaquismo.
- Otros trabajos han mostrado que dejar de fumar reduce el riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares a lo largo del tiempo.